Caminar por las calles de Lima y el Callao donde la mayoría de las paredes están despintadas o graffiteadas por alguna hinchada de fútbol local es como estar en un videoclip en blanco y negro, es estar en Lima la gris.
Tener un mural en una ciudad tan opaca como la nuestra da al ciudadano un ligero respiro del caos de la ciudad. La importancia de este tipo de arte radica en que las personas podamos valorarlo, mucho se ha maltratado este concepto al punto de compararlo con actos vandálicos que realizan las personas que solo ponen su firma y pintan paredes. Esto es distinto, esto acerca el arte a la persona que pasa por esa zona y le hace apreciar el trabajo de artistas que tienen más dificultades que elogios.
Para las personas de la zona tener este tipo de murales también es beneficioso ya que se convierte en un lugar turístico tanto como para los peruanos mismos como para los extranjeros. Casos como Monumental Callao, que a pesar de que su diseño se basó en dinero sucio, la cantidad de personas que actualmente asiste a este lugar a aumentado al punto de realizarse conciertos o presentaciones de distintos artistas los fines de semana.
Parece hacerse costumbre que este tipo de iniciativas culturales nazcan de los ciudadanos o entidades privadas en vez de las autoridades públicas. Sin embargo, iniciativas como Lima Mural Project que en conjunto con la Comisión Nacional para el Desarrollo de Vida sin Drogas (Devida) y la comuna distrital de Miraflores realizan este proyecto en distintos puntos del distrito miraflorino. Inclusive, cada mural posee un código QR que al ser escaneado se podrá ver un vídeo del artista explicando su obra y el proceso de realización.
Este ejemplo grafica que es posible involucrar a los ciudadanos en la creación de cultura y arte urbano con el apoyo legal de los municipios. San Isidro es otro distrito donde últimamente se han creado algunos murales con apoyo del municipio y mencionar a Barranco es necesario una columna netamente de la cantidad de arte que se respira en ese bohemio distrito.
Caso contrario ocurrió en el Centro de Lima en el 2015 cuando el alcalde Castañeda Lossio borró quince murales justificando que lo indicaba una ordenanza municipal, sin embargo, la ex alcaldesa Susana Villarán tuvo una opinión distinta basándose en que según la Unesco “los centros históricos no deben ser museos que se queden en el pasado, sino centros vivos”.
Pensamientos distintos de cómo se debe manejar el tema artístico en el Centro histórico, no obstante, los alcaldes entrantes tienen que entender que este tipo de murales revitalizan las zonas donde se encuentran haciendo que los propios vecinos aprendan a preservarlos y así mejorar el aspecto de la ciudad con planeamiento y coordinación.
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